El pasado domingo asistimos al debut de Rosalía y Refree
dentro del ciclo Noches de San Benito que cada verano inunda la capital
vallisoletana. Ante un aforo que rozaba el lleno absoluto, los dos músicos
desgranaron los temas de su LP debut Los Ángeles. Con una puesta en escena
mínima, basada en una silla para cada músico y dos focos alumbrándolos, consiguieron
recrear el clímax ideal para aunar tradición flamenca y la experimentación
propia que proporciona la mezcla de juventud y experiencia de sus proyectos
paralelos. Con todos estos ingredientes, no resultó muy difícil dejarse llevar
por su pasional directo, donde fue habitual que un escalofrío recorriese
nuestro cuerpo ante algunas de las frases que salieron de la voz de Rosalía a
lo largo de la noche. Sin ir más lejos la inicial ‘Si Tú Supieras Compañero’ ya
causó el poderoso efecto emocional unánime en el público, iniciando casi una
hora de historias marcadas por la muerte. El cancionero tradicional
rejuvenecido gracias a la propuesta de los dos músicos se mostró de una forma
esplendorosa a lo largo de toda la velada, sabiendo intercalar a la perfección
los momentos más comedidos junto con aquellos en los que Rosalía alzaba
completamente su voz con el micro en mano y situándose al borde del escenario.
Mostrándose en todo momento muy agradecidos, el buen sonido
que presentaba el Patio de San Benito posibilitó que matices tan precisos como
los de la guitarra de Refree en ‘Nos Quedamos Solitos’, desnudando al máximo
las dolorosas historias descritas. Precisamente la unión perfecta entre la
forma de tocar la guitarra de Refree, bastante alejada del flamenco, con las
modulaciones de voz de Rosalía, posibilitaron que las canciones huyan de su
apartado más clásico, dirigiéndose hacia una versión igualmente intensa pero despojada
de la visión exagerada del cante. Un gran mérito por el cual esta unión está
llamada a trazar un nuevo puente entre el género y un público más joven, algo que
comprobamos con un sector del público de una media de edad mucho más baja que
el que se acostumbra a ver en recitales de este tipo. Mientras la noche iba
avanzando, el desasosiego iba tomando la voz de Rosalía, desatando toda su pena
en canciones como ‘Por mi Puerta no la Pasen’ o una ‘De Plata’ que consiguió
levantar al público de sus asientes. En definitiva, un directo de gran
envergadura que demostró el motivo por el que todo el mundo habla del dúo.
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