viernes, 14 de septiembre de 2012

Kutxa Kultur Festibala, viernes

Buen tiempo, el Monte Igeldo y una dosis de buenos grupos eran propuestas más que atractivas para disfrutar de este novedoso festival. Lo de novedoso claro está que deriva del emplazamiento: un parque de atracciones que cumple 100 años y que cuenta con atracciones difíciles de encontrar como la montaña suiza. Ambiente tranquilo con bastantes familias con niños (uno de los propósitos de la organización) y enorme diversión en todas las atracciones. Partiendo de esta base y de las vistas de Donostia que se perciben desde las terrazas del parque es difícil que algo saliese mal.


La primera actuación del viernes en el escenario principal corría a cargo de Russian Red acompañada esta vez por dos artistas de lujo: Stevie Jackson y Bob Kildea pertenecientes a nuestros queridos Belle & Sebastian. La verdad es que el peso del concierto lo llevaron como siempre el polivalente Charlie Bautistas y Pablo Serrano, sin embargo los escoceses aportaron destellos de calidad a las canciones de Fuerteventura. Lourdes se mostró más dicharachera que otras veces introduciendo sus canciones o contando anécdotas como las emisoras de radio que se captaban por sus pinganillos a causa de la gran antena que hay en Igeldo. De este modo, Lourdes y su banda ofrecieron un concierto bastante convencional en el que cayeron canciones como The Memory is Cruel, I hate you but I love you, Tarantino, They Don't Believe (con arreglos bastantes chulos) etc. A la parte final del concierto se incorporó Brian Hunt para cantar a dúo Cigarretes y aportar las cuerdas de su guitarra. Merece la pena destacar la preciosa Loving Strangers y la enérgica Mi Canción 7 con la que Bob se animó a levantarse de la silla y tocar el timbal. Concierto correcto en el que se podría haber incluido algún tema más de I love your glasses u otros como Conquer the world. A pesar de ello a Lourdes se lo perdonamos todo porque siempre pone su mejor voluntad.






Tras la suave música de Russian Red, llegaban desde Manchester The Whip con una propuesta muy diferente. Su mezcla de electrónica y rock quizás necesitaba horas más altas de la noche a pesar de ello lidiaron bien con la situación y ofrecieron un concierto que empezó con bases electrónicas bastante machaconas que dejaron paso a canciones un poco más elaboradas. Su propuesta personalmente no me agrada del todo ya que en todo momento hay sonidos que no sabes muy bien de donde proceden. Su show estuvo marcado por la energía de su joven batería y el técnico de sonido de la banda que actuaba como un traicionero camarero del bajista. A medida que avanzó el concierto el público se fue entregando cada vez más y más llegando sus mejores temas como Movement, Secret Weapon o la rompepistas I wanna be trash con la que cerraron el concierto. Se nota que The Whip tienen que explorar nuevos territorios  e ir más allá de sus canciones aunque la carta de presentación ya está hecha.



Nos adentrábamos en la oscuridad de la noche, la fina línea del horizonte cada vez se hacía más difusa mientras que las luces de la bahía ganaban en intensidad. Por entonces, The Raveonettes ya estaban sobre el escenario para hacernos disfrutar de sus guitarras oscuras y su rock ruidoso. Sharin y Sune llegaban con muchas ganas a la cita, justo antes de sumergirse en la gira de presentación de su nuevo álbum. Lo cierto es que en Donosti hicieron un amplio repaso a toda su carrera ya que del último álbum solo tocaron She owns the Streets. La actitud y elegancia de The Raveonettes siempre queda presente. Con un sonido mucho mejor que el de su concierto en el Día de la Música nos ofrecieron un concierto muy disfrutable con la entrada sobria de Heart of Stone, la bailable Love In a Trashcan o el punto ácido de That Great Love Sound. Según transcurría el concierto muchos nos dimos cuenta del estilo propio que han ido consiguiendo con el paso de los años, su puesta en escena y sobre todo su capacidad para introducirte en su música. En el tramo final cayeron como cañonazos sobre Igeldo temas como Beat City, My Tornado o la estremecedora Aly, Walk with me. Los daneses no nos defraudaron, nos dejaron con ganas de más pero no importa, seguro que podremos volver a disfrutarlos muy pronto. Ellos en Donsoti no quedaron muy contentos con su sonido tal y como publicaban en Facebook, el público por si parte si.


Antes del comienzo de Maxïmo Park nos desplazamos por primera vez al escenario pequeño montado justo delante de los coches de choque. En él actuaban ni más ni menos que Peachy Joke, la banda local afincada ahora en Barcelona y que había estado el día anterior en la Fnac. En su breve concierto pudimos disfrutar del rock and roll propio de varias décadas atrás mezclado con melodías bonitas de armónica y teclados. El único inconveniente para disfrutar del concierto quizás fue el escenario ya que el sonido no era perfecto, en cambio temas como Cold Tea si que lo eran.

Pasadas las once de la noche llegaba el concierto de los siempre revitalizantes Mäximo Park, una de esas bandas que se han ganado a pulso un hueco importante en el panorama mundial a base de su pop-rock energético con leves toques punk. Tras unos años de incertidumbre regresaron este año a los escenarios mostrándonos que su capacidad para componer melodías rockeras seguían innatas. Su fórmula de directo les sigue funcionando y eso nos encanta a todos. Paul Smith como siempre sale a comerse el escenario y a ganarse al público. Sin embargo, las circunstancias no les iban a poner el camino fácil a los chicos de Newcastle en Igeldo ya que los continuos problemas del teclado de Lukas deslucieron un poco ciertos temas. A pesar de ello, la actitud de la banda sacó adelante la actuación haciéndonos olvidar por completo los sonidos del teclado. Cambios en el  setlist, improvisar arreglos o alargar presentaciones, Paul Smith y los suyos hicieron eso y mucho más con tal de ofrecer un gran show.


Los conciertos de Maxïmo Park son un no parar y es que entre sus cinco álbumes de estudio agrupan enormes temas para ser disfrutados en directo y no aburrir al público en la actuación. Abrieron con Girls Who Play the Guitar metiéndose al público en el bolsillo. A partir de aquí empezaron los problemas con el teclado, pero no pasa nada introducimos otro temazo como Questing , not coasting y solventado. En la hora y media de show encontramos tiempo para la presentación de su nuevo álbum The National Health. En directo, temas como el propio The National Health, Hips and Lips o Write This Down suenan ya a clásicos, siendo coreados por todos los fans. También hubo tiempo para recordar su infravalorado álbum Quicken the Heart con The kids are sick again, una de las más intensas del concierto. Trayazo tras trayazo como Limassol, Our Velocity, Grafitti, By the Monument... llegó el final del concierto con el ya casi himno Apply some pressure. Al finalizar el concierto y con el recinto casi vacío Lukas se dejó ver visiblemente afectado por su problema del teclado, afirmando que había sido el peor show de Maxïmo Park en su historia. A pesar de ello, todos los asistentes sabemos que aunque no  hemos asistido a todos los conciertos de la banda  el que hemos visto ha sido uno de los mejores y más especiales de nuestra vida.


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