Allá por donde vaya Micah no deja indiferente a nadie. Tras su peculiar personalidad y sus grandes gafas se esconde un pequeño genio de la música folk, marcado en gran parte por sus intensas vivencias personales. En su actuación en Valladolid, esta faceta personal no pasó desapercibida, ya que es el propio Micah el que nos habla de sus batallas.
La noche empezó con Timber Timbre sobre las tablas. Puesta en escena sobria de una banda con cierta trayectoria que sabe manejar a la perfección melodías oscuras y experimentales. Los canadienses nos ofrecieron algo más de media hora de sonidos enigmáticos, en los que el violín tuvo gran influencia. Su breve setlist se centró en las canciones de su último trabajo Creep On Creepin’ On pudiendo destacar interpretaciones tan inquietantes como Woman. Sin lugar a dudas una gran banda que se merece una gira en solitario.
El concierto tuvo momentos verdaderamente emocionantes ya que Micah eligió un repertorio lleno de canciones menos usuales recuperando temas bastante antiguos como The Day the Volume Won o la melódica You Lost Sight On Me. Se notaba que el tejano estaba cómodo, no parando de hablar con el público y con su banda, contándonos todo tipo de anécdotas como el accidente de tráfico sufrido el año pasado en plena gira.
El concierto llegaba a su final, entrado en una parte más tensa en la que la fuerza de las guitarras ganaba protagonismo. Tras la clásica interpretación de Beneath the Rose, llegaba un torrente de distorsiones muy bien llevado por los Timber Timbre. Watchers, Tell Us of the Night llenó la sala de tensión al mismo tiempo que Micah deambulaba por el escenario con su guitarra blanca.
Micah ha ido aprendiendo a lo largo de su complicada vida un montón de cosas que por suerte puede mostrarnos en sus canciones. Él intenta transmitirnos su música de ese modo, como algo personal por lo que el artista muchas veces aporta tantas cosas como su música.
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