sábado, 26 de enero de 2013

La mejor época para ser fanático de la música


Hace poco cavilaba sobre lo genial que habría sido crecer –o al menos, ser joven- durante las épocas de los 60’s y 70’s, con todas esas bandas tan extraordinarias como Led Zeppelin, Black Sabbath, Queen, The Who, The Rolling Stones, entre muchísimas otras, en su apogeo.

Pero luego me rectifiqué a mí mismo, diciéndome que no sólo esa época tuvo buenas bandas y que 80’s y 90’s tuvieron buenas cosas también. Y luego la época contemporánea ha traído frescura, nuevos sonidos y, en general, buena música para que los fans disfrutemos.

Y después, como seguidor del Jazz que soy, pensé en décadas anteriores a los 60’s, donde Ellington, Armstrong y compañía hacían maravillas.

Al ponerme a revisar me doy cuenta de que, para un fiel seguidor de la música, no hay mejor época de que ésta, precisamente. Si no es así, ¿cómo diablos conocería a todos estos extraordinarios músicos que han tenido su pico creativo en tan distintas épocas?

Vivimos en la época de la internet. Gracias a la –hablando rústicamente- “magia” de esta red, nuestra generación ha podido gozar de las glorias del pasado y conocer su historia debidamente.

¿Se imaginan haber vivido en los 80’s (por poner un ejemplo) y no haber tenido alguna persona que influyera musicalmente en tu persona? Entonces habrías crecido con la radio –y el naciente MTV- programando canciones de Duran Duran, Madonna, Cindy Lauper, y un poco de Van Halen y Poison. Nada contra los artistas anteriores, pero qué pérdida no conocer a las glorias de anteriores años.

Pero, ¿cómo se las apañaban cuando no había internet? Casi siempre existía el tío, el hermano mayor o el amigo más grande que dejaba conocer a los artistas de años anteriores, a las nuevas generaciones.

“La radio era distinta”, me comenta Luis Ochoa, un veterano gerente de una radiodifusora de mi ciudad. “En aquel entonces las disqueras traían el álbum y tú simplemente lo tocabas. Si a la gente le gustaba, te lo hacía saber y tú lo seguías poniendo. Ahora hay contratos con las cadenas radiales para programar los sencillos de sus artistas una vez por hora, o algo así. Le guste o no a la gente, probablemente se seguirá escuchando, y entonces, se quiera o no, causa un impacto”.

Ochoa agrega que esto no es en todos los casos, pero que sí llega a suceder.

Mis familiares me comentan que en los años 70’s, esperabas en la radio a que pusieran esa canción que tanto te gustaba, preparabas un cassette, y lo grababas desde tu enorme grabadora –valga esta redundancia. Semanas después, tenías un cassette digno de museo hoy en día, aunque conseguido con esfuerzo y algo de suerte.

La cinta empezaba con “Green River” de Creedence, seguía con “Free Bird” de Lynyrd Skynyrd, luego con “The House of the Rising Sun” de The Animals, y así continuaba con joya tras joya. Todo esto me recuerda mucho a “Radio Gaga” de Queen, inevitablemente.

“Ese cassette, de tanto escucharlo, se gastaba, la música empezaba a sonar distorsionada y era hora de grabar otro”, dice uno de mis tíos.

Hoy en día sólo es necesario entrar a la tienda virtual, elegir la canción, y la tienes en gran calidad al instante. Quiero “La Vie en Rose” de Louis Armstrong, “The A-Train” de Duke Ellington –con Ella Fitzgerald, a ser posible-, “Don’t Stop Me Now” de Queen y “Heartbreaker” de Led Zeppelin, y las tengo en 10 minutos –o menos.

¿Es o no es una gran época para quienes disfrutamos de la música? ¿No ha sido la carretera de información un medio infalible para la exposición de toda clase de géneros, estilos, bandas? Somos afortunados.

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