viernes, 30 de noviembre de 2012

Cults. New York, New York.




Cults. Este es el nombre del nuevo fenómeno "indie" Neoyorkino; esta banda formada por Madeline Follin y Brian Oblivion llegó bajo un halo de misterio para situarse en lo alto de la escala de "hype" con su primer EP en 2010. Luego llegó 2011 y su álbum debut, “Cults”, que los han terminado de consagrar como una de las bandas más prometedoras del panorama. Pero, ¿realmente son para tanto? Empecemos por partes:

-Tienen un gran sonido en su álbum. Sonido con aire retro, evoca a épocas musicales pasadas, pero con un punto de “modernidad”. La producción del LP es sublime, pero Cults no puede evitar recordarme a los otros cientos de grupos que tienen la misma filosofía musical. Sin embargo, tampoco puedo decir que sea un punto negativo -al menos para mí-, pues me encanta este estilo. Y por cierto,  la portada es de 10.

- El LP abre con Abducted, gran tema. Pero lo mejor viene después con Go Outside, himno instantáneo. Atrapa desde el primer segundo, con ese xilófono y su sonido Lo-Fi del que hace gala la práctica totalidad del disco. Tres minutos y medio de tema que te transportan a épocas pasadas.

-You know what I mean es, para mi, el tema del disco; si bien no ha sido el primer single ni trata de ser un “himno indie” como su anterior canción. Con ritmo marcadamente sesentero, una “versión oscura” de Nancy Sinatra nos canta sobre drogas y trastornos de personalidad. Y cuando arranca el estribillo es, simplemente, orgásmico. Redondo.



-Y he aquí mi problema con este disco: a partir de aquí no me engancha. Y es una sensación que no me gusta nada, porque los tres primeros temas me hacían presagiar uno de esos discos que se quedan en tu cabeza semanas y semanas, en los que cada nueva escucha te hace descubrir nuevos matices. Pero en cambio, lo que siento es un  "déja vu" constante en la que cada tema me recuerda al anterior. Most Wanted, Walk at Night y, sobretodo, Never Heal Myself, que vuelve a utilizar el recurso del xilófono que tan bien funcionó en Go outside, aunque con un resultado mucho menos redondo. Oh my God, simplemente, no engancha.

-Con los dos siguientes temas, Never Saw the Point y Bad things, el disco remonta un poco. El primero es otro tema de marcado carácter sesentero con el que puedes imaginar uno de esos "guateques" con jóvenes agitando todas las extremidades de su cuerpo; el segundo, más pausado, crea una gran atmósfera, ayudado también por su repetitiva y asfixiante letra.

-Para terminar, otra vez  "déja vu": Bumper y Rave On ya los he escuchado en el disco, concretamente con los temas Walk at night y Never heal myself. Aunque debo decir que este último en la mitad del tema cambia de tercio para convertirse en algo más épico que, reconozco, le da un gran cierre al álbum.

En definitiva, un muy buen disco, pero no ese “discazo” que crítica y público coinciden en nombrar. Tiene una producción redonda, unos arreglos realmente buenos y una atmósfera que te atrapa desde el principio; el problema es que repiten demasiado los recursos para transportarte a ese lugar y acabas desconectando. Una pena porque el comienzo del LP me hacía presagiar algo grande. Espero que en su segundo disco arriesguen más, porque a estos chicos si algo no les falta, es talento. 



6.5/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario