Hace unos días leí en la web de nuestros compañeros de Indiespot un artículo muy logrado a raíz de la crítica de lo último de Woods. El modo en el que introducían el nuevo trabajo de Woods me hizo reflexionar en cual es la verdadera finalidad de la música. En este artículo, el nuevo disco de los neoyorkinos era una especie de transición auditiva entre varios discos, un álbum bastante bueno que nunca llegaría a alcanzar altas cuotas, al igual que Morata nunca logrará triunfar en el Madrid. Me explico. Cuando estás cansado de escuchar cosas que ya tienes bastante encasilladas como la densidad psicodélica de Tame Impala o el temible horror vacui de Dan Deacon (ambos muy bien explicados por los chicos de Indiespot) aparecen discos que sirven de alivio como el de Woods. Estos discos nunca alcanzarán la relevancia de los anteriormente citados, pero ayudan a reconfortate.
Y bien, ¿para que escuchas un álbum? Cuando te paras a escuchar un disco seguramente es porque lo has decidido de ese modo. Luego te puede gustar más o menos, pero en principio lo ves como algo que te puede aportar aquello que buscas. Cada uno utiliza la música a su manera, tratando de sacarle el máximo provecho posible. En este caso, la web de Indiespot describe lo nuevo de Woods como un alivio para los oidos después de escuchar cosas muy definidas. Para otros servirá para emprender un viaje. Otros pensarán en disfrutar de una tarde de domingo soleada... En definitivas cuentas, la finalidad de la música viene dada por el individuo que la escucha. Y es que seguramente al igual que otro tipo de artes como la pintura o el cine, esa sea la mejor parte.
Entre medias de esta absurda reflexión nos aparece el nuevo disco de Woods, titulado Bend Beyond. En mi opinión, lo nuevo de la banda liderada por Jeremy Earl aporta aire fresco a la ya un tanto saturada escena del folk modernista y sosegado iniciado por Bon Iver.
En este trabajo nos encontramos composiciones que en una simple escucha parecen ligeras como es el caso de Cali in a Cup unidas a otras un poco más enrevesadas como Cascade en la que las guitarras lucen con su máximo esplendor. Entre medias de todo ello nos encontramos con un disco muy diverso no en cuanto a calidad sino a variedad musical. Back to Stone podría ser un buen tema para quedarte una tarde sentado sobre el césped viendo pasar todo lo que ocurre a tu alrededor. El corte Lily se presenta como una canción ingenua, mientras que Size meets the sound aparece como un claro referente rockero encerrado en un formato más cercano al folk.
Woods son una gran banda que lleva desde el 2005 sacando discos bastante interesantes. En este último trabajo han conseguido agrupar un puñado de buenas canciones, tan buenas que los compañeros de Indiespot ha podido elaborar un artículo de enorme calidad que a mi me ha servido para reflexionar. Ahora solo queda que el disco aporte algo a todos auquellos que lo escucheis.
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