sábado, 2 de febrero de 2013

Recuerda (1945), Alfred Hitchcock


Hoy toca hablar de un clásico. De uno de los mejores directores de la historia, de los más conocidos y de los más reputados: Alfred Hitchcock. Quizá la película que nos trae hoy aquí no sea de las más famosas de su filmografía, como pueden serlo Psicosis o La ventana indiscreta, pero no por ello es una obra menor del maestro del suspense.

Ganadora del Oscar a la Mejor música en 1945, Spellbound (Recuerda, por estos lares), es una cinta de intriga y psicoanálisis. El argumento parece simple, pero se va complicando a medida que avanza: El director de una clínica psiquiátrica va a ser sustituido por el doctor Edwards. En ese centro trabaja la doctora Petersen, que se caracteriza por su dedicación psiquiátrica y por su carácter frío y distante. Cuando llega el doctor Edwards, Constance se enamora perdidamente de él. Pero nada es lo que parece: en realidad -su extraña actitud lo hacía intuir-, ese tal Edwards es un enfermo mental que cree haber asesinado al verdadero doctor. El problema es que no recuerda nada, ni su nombre.

Personalmente, me ha gustado mucho. Como todas las que he visto de Hichcock (¿tendrá alguna mala este hombre?). El problema radica en las expectativas que se pueden tener antes de visionar este film, y creo que es por eso por lo que no es tan conocida como otras obras del autor.

No es una película sobre el psicoanálisis. No nombran a Freud o a Jung en cada escena. Es una investigación policíaca, detectivesca incluso, sobre la identidad de un hombre y su intrigante pasado. El psicoanálisis es un mera excusa, un McGuffin como diría Sir Aldred. Sospecho que mucha gente se esperaría algo como Vértigo, algo más onírico, menos racional. Y de ahí las críticas negativas.

La música es fabulosa. Miklós Rózsa crea una banda sonora llena de romanticismo, que Hitchcock sabe ubicar perfectamente en cada plano, de los momentos de amor y pasión a, segundos después, intriga y suspense.




Las interpretaciones geniales, como cabría esperar. Ingrid Bergman y Gregory Peck..sus nombres creo que les avalan. También me ha gustado mucho el actor, y sobretodo su personaje, del viejo maestro de Constance, tan agudo y "loco". Es increíble como no hay un solo personaje sano en toda la película. Todos los personajes tienen alguna enfermedad, incluso una llamada amor, como la de la protagonista, una psicoanalista fría y racional que lo deja todo por sentimiento.

Cabe destacar que, en este film, Hitchcock colabora con Dalí, para hacer cierta escena. A pesar de no poder incrustar toda su maestría artística, debido a las exigencias del productor David O. Selznick, que controlaba cada aspecto de la producción de manera tiránica (recortó de 20 minutos a 2 esa escena), Dalí nos muestra de lo que es capaz en tan poco tiempo. Y Hitchcock lo aprovecha.




A pesar de no ser una obra representativa del director y no ser lo que muchos esperan con la sinopsis, deja un muy grato sabor.

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